El lenguaje institucional es aquél que construye subjetividades; está constituido desde las instituciones. Se trata de un lenguaje reificado, es decir, se encuentra profundamente arraigado en el sujeto, y se trata de lenguaje que no le conviene al sujeto porque va contra sí mismo, está alienado en su lenguaje. Se trata de un lenguaje sólido, duro y rígido, ya está constituído por las formas más sólidas de una sociedad: las instituciones. Es un lenguaje cuadrado metafóricamente.
El lenguaje institucional es repetitivo, lo que hace que el sujeto se vuelva demente, ya que utiliza siempre las mismas palabras, no encuentra soluciones a sus problemas, sólo identifica las mismas soluciones a diferentes problemas, eso se denomina demencia. Se trata de un sujeto que encuentra la repetición en su habla, sin poder salir de él. Este lenguaje es enseñado por una institución, es establecido.
El lenguaje institucional, es decir, establece relaciones sociales usando los mismos significantes. Se usan los mismos significantes para problemas diferentes, lo que forma un sujeto demente en su habla, en su palabra. Se usan los mismos tonos, las mismas formas de lenguaje, el mismo volumen.
El lenguaje institucional establece comportamientos y acciones, es decir, es capaz de formar acciones desde la palabra. De la palabra deviene la acción (y claro, de la acción, deviene la palabra).
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